Continuado con una serie de posts que escribimos hace un tiempo sobre las diferentes aplicaciones de las redes de sensores, hoy abordaremos el campo de la domótica que, sin lugar a duda, se trata del campo donde más futuro y mayor desarrollo están teniendo las redes de sensores en la actualidad.
En posts anteriores os habalmos de cómo las redes de sensores están provocando sustanciales beneficios en otros campos como el de la seguridad, el medio ambiente y el ámbito sanitario.
A día de hoy, el campo donde más futuro y mayor desarrollo han tenido las redes de sensores es sin duda el de la domótica, ya que permite repartir por la vivienda diversos módulos ZigBee conectados a sensores y pequeños actuadores. Los nodos, instalados en cada electrodoméstico del hogar (horno, lavadora, frigorífico…), pueden interactuar entre ellos o comunicarse con una red externa mediante Internet o a través de satélites para facilitar un control remoto de los aparatos. El mayor desafío se centra en el desarrollo del nuevo hardware, las soluciones en red y el software correspondiente para soportar las nuevas tecnologías.
¿Dónde aplicar las redes de sensores?
En el ámbito de la domótica, las redes de sensores se aplican principalmente en los siguientes aspectos:
- Control lumínico
- Seguridad: sensores de movimiento y presencia.
- Control de acceso
- Control de temperatura.
- Gestión remota de electrodomésticos (horno, lavadora, lavavajillas…)
- Control de dispositivos como TV, audio, DVD, etc.
A primera vista puede parecer que la gran cantidad de dispositivos supondrá una gran cantidad de energía requerida, pero es importante recordar que la principal ventaja de ZigBee es su bajo consumo, debido a dos razones principales: la pasividad de los nodos finales, que únicamente despertarán cuando deban realizar una acción, y la simplicidad de la información intercambiada, que disminuye enormemente la cantidad de datos a enviar.
Al igual que para las aplicaciones sanitarias, para facilitar el comercio de esta nueva tecnología se lanzó estándar global dirigido específicamente al uso doméstico de ZigBee, que permite el uso de aplicaciones interoperables de alta fiabilidad para sus usuarios.
¿Qué nos encontramos en el mercado?
Actualmente, en el mercado, existen ya multitud de equipamientos comerciales que se encargan de cubrir este tipo de necesidades en los hogares. Como ejemplo podemos citar los siguientes:
- Alertme, se trata de una compañía británica que ofrece un paquete de hogar inteligente completo, del mismo nombre, basado en redes de sensores. Incluye la planificación de tareas como el encendido de la calefacción, el apagado automático de electrodomésticos olvidados encendidos, sistema de seguridad para el hogar, etc. Envía las alertas al usuario bien mediante la conexión de banda ancha o mediante un módulo GPRS.
- Home heartbeat, sistema de alerta para el hogar de la compañía Eaton que se encarga de avisar al usuario en caso de detectar determinados eventos predefinidos, mediante el empleo de sensores inalámbricos.
Un futuro que ya está aquí
Es un hecho que en un futuro no demasiado lejano, las redes de sensores inalámbricos van a tener un papel fundamental debido a la gran cantidad de incipientes aplicaciones que surgen en este campo y que afectarán a nuestra vida diaria. En general, toda la tecnología inalámbrica sustituirá poco a poco a la transmisión tradicional a través de cualquier medio físico, con el simple objetivo de incrementar la comodidad del usuario y facilitar la automatización de tareas diarias monótonas y rutinarias, en diferentes entornos.
Una gran ventaja de la utilización de redes de sensores radica en la posibilidad de instalar sensores en lugares donde antes no merecía la pena o no era posible hacerlo debido a los conexionados eléctricos necesarios o a la falta de accesibilidad de la zona. Esta característica puede hacer que se mejore la eficiencia de los sistemas con el consiguiente ahorro energético o bien que se utilicen para automatizar o controlar elementos y parámetros que antes eran inviables.
La principal consideración que se ha de tener siempre presente a la hora de implementar despliegues de redes de sensores inalámbricas en entornos reales es maximizar el ahorro de energía. Este tipo de redes previsiblemente van a permanecer desatendidas durante largos periodos de tiempo y deben asegurar durante el mayor tiempo posible su tiempo de vida global. Es decir, se produce una transformación desde la tendencia tradicional a aumentar las tasas de transmisión y disminuir las probabilidades de fallo, hacia la actual necesidad de minimizar el consumo de potencia.